Don Segundo Sombra apareció en 1926 -un año antes de la muerte de su autor, quien había nacido en 1886- e inmediatamente fue reconocido como una obra maestra. Hasta entonces el prestigio de Ricardo Güiraldes -fundado en un libro de poemas (El cencerro de cristal 1915) precursores de los modos líricos que años después lograrían tanto favor, en relatos poemáticos y costumbristas: Cuentos de muerte y de sangre (1915), Rancho (1917), Rosausa (1922), Xaimaca (1923), o etc.- sólo había trascendido minoritariamente, con Don Segundo Sombra llegó a los públicos más extensos. Su verdad humana, su autenticidad argentina, su belleza formal se impusieron plenamente.