Esta novela pertenece al lije privilegiado de los libros que el lector abre y no quiere cerrar hasta que cae el telón de la última pági. En la presente obra, tal efecto se alcanza gracias a la diestra combición del humor negro, la excelente factura verbal, el admirable manejo del suspenso y la sorpresa, el nítido y vigoroso perfil de los protagonistas y los escerios en que actúan. Alfredo Iriarte es uno de los escritores que disfrutan hasta el delirio con su trabajo de orfebre literario. Administrar, mueve y ubica las palabras dándoles tratamiento de piedras preciosas. Para él, la tarea del escritor no puede estar encamida aun objetivo distinto que el de producir piezas maestras del idioma. El humor negro es uno de los rasgos más característicos de toda la obra de Alfredo Iriarte, que en esta novela alcanza dimensiones descomules y altos niveles de equilibrio y maestría,. Es así como en Espárragos para dos leones advertimos las sombras tutelares de Rabelais, Quevedo, Swift y Valle Inclán, por supuesto debidamente asimiladas y recreadas por el novelista colombiano.