En octubre de 2000 me encontraba en Madrid para asistir a la presentación de un libro en homenaje a Manuel García Pelayo, organizado por la Fundación que lleva su nombre y que en Caracas había fundado y dirige con acierto su viuda Graciela Soriano. La ceremonia estuvo programada en la ´Residencia de Estudiantes´ de grata reminiscencia académica e intelectual. Ahí se congregaron con ese motivo, amigos, discípulos y admiradores del eminente maestro. Y asistieron también muchos becarios latinoamericanos que estaban haciendo sus estudios doctorales o en todo caso post-profesionales en Madrid. Fue en esa oportunidad que conocí a Gumesindo García Morelos, quien precisamente estaba en el Departamento de Derecho Procesal de la Universidad Complutense haciendo su tesis, que finalmente presentó y aprobó con todo éxito a principios de 2007.