Hay quienes piensan que hacer matemática es ´escribir ecuaciones, hacer gráficos y demostraciones que tienen validez universal´, sólo posible para unos pocos y vedado para el común de los seres humanos. Otros opinan que es una ciencia ´mortalmente aburrida´, sin relación alguna con el juego. Sin embargo, la matemática es. En términos generales, ´un gran juego´, y el ´juego´, a su vez, puede analizarse frecuentemente con ´instrumentos matemáticos´. Si bien existen diferencias entre ambas actividades, ya que el juego busca la diversión inmediata y la matemática no sólo es esparcimiento, sino también ciencia e instrumento de exploración de la realidad, tiene procedimientos que son afines. Este libro propone quitarle a la matemática su aureola de misterio y de impenetrabilidad, y aceptar el desafío de aprovechar los estímulos y las motivaciones propios del juego, a fin de utilizarlos como un valor didáctico en la enseñanza de la matemática.