Ni siquiera la reforma del 18 de junio del 2008 ha podido introducir al Poder Judicial de la Federación en la Justicia Integral para Adolescentes. De hecho, tampoco lo ha logrado la reforma del 12 de diciembre del 2005. ¿ Qué tiene contra los menores? ¿Es posible hablar de una introducción del Poder Judicial en el Sistema de Justicia Penal para Adolescentes? ¿No sería eso admitir que se ha denegado el acceso a la justicia? Desgraciadamente sí. De hecho, es posible sostener, con esa pregunta y, con esa respuesta, lo que fue, lo que ha sido, lo que es, la cultura judicial en relación con los menores infractores, la realidad del por qué los menores participan en grupos de delincuencia organizada, una explicación al crecimiento de la criminalidad, un atisbo a los problemas de seguridad, porque es consecuencia de la incapacidad de un Estado para hacer frente, desde la prevención -más propiamente, desde la educación-, al tema de la delincuencia juvenil. El Poder Judicial, especialmente el Poder Judicial de la Federación debe entender -debe entenderlo, en algún momento- que los errores en la administración de justicia, la ausencia de lo jurisdiccional, la falta de confianza en los jueces en una democracia, no es una simple falta de ortografía en la historia de México, son por el contrario, páginas rotas y capítulos que se han dejado de escribir.
