Terminada la Primera Guerra Mundial, los vencedores impusieron a los vencidos penalidades económicas durísimas. La gran crisis de 1929 redobló las penurias. Nazis y fascistas hallaron campo fértil en las grandes masas desocupadas, en jóvenes sin un futuro alentador, en ciudadanos que sentían mancillado su orgullo nacional. Y allí también echaron raíz la xenofobia y el racismo. Hoy, el desprestigio de los partidos tradicionales europeos, una ineficiente política inmigratoria y, sobre todo, la sujeción ciega a políticas neoliberales han alumbrado una situación muy similar.áDesde mediados de los años 80 la ultraderecha europea crece sin pausa. Partidos ultranacionalistas, fascistas o neonazis inundan las calles y ganan bancas parlamentarias. El extranjero o el diferente vuelve a ser responsable de todos los males, y las soluciones violentas son pregonadas ante un continente que parece adormecido, sin fuerzas y sobre todo, sin memoria. Países en caída libre, como Grecia o España, desempolvan camisas negras y ajadas consignas, fenómeno que se repite en Francia, Austria, Hungría, Rumania, Italia, Alemania.áDoménico Mantuano analiza aquí un fenómeno nada prometedor, que amenaza con ser el famoso huevo de una serpiente que ya ha llenado de páginas negras la Historia de la Humanidad. El autor expone la situación con claridad, da nombres y apellidos y esboza pronósticos. Tal vez aún se esté a tiempo.
