Los mexicanos, en este espectacular teatro del petróleo, siempre hemos estado en el centro del escenario, marcando los movimientos, dando intención y fuerza a los parlamentos. Por esto, antes de que caiga el telón, quisiera que mi traspunte susurrara las últimas líneas en sus oídos, para que el aplauso premie la epopeya y no asome la lágrima del drama.