Cuando en 1957 la URSS puso en órbita el primer satélite artificial, el Sputnik, el científico alemán Wernher Von Braun, de pasado nazi y ahora reclutado por Estados Unidos, redobló la apuesta. La hazaña de su rival, el ingeniero soviético Serguéi Korolev, hirió su orgullo y el de toda la nación que lo cobijaba. La carrera espacial entró así en su fase más competitiva, y no sólo buscando ser evidencia de la superioridad de uno u otro de los regímenes antagonistas en la Guerra Fría. Su efecto propagandístico respaldaba también la competencia por desarrollar mejores armamentos, oculta detrás de postulados de paz y de evolución científica. Una desmesurada cantidad de recursos fue destinada entonces desarrollar programas que buscaban, cada uno, ir un paso más allá, hasta poner al hombre en la Luna, primero; en Marte después, si fuera posible; y luego en el infinito. Durante décadas, la aventura espacial estuvo llena de evidentes y publicitados logros, pero también de fallas y de pérdidas silenciadas o difundidas a medias.áEste nuevo libro de Hugo Montero pasa revista a casos de náufragos y mártires, de pioneros heroicos y de ocultos olvidados, y con certero estilo revela historias ´mínimas´, de seres humanos y hasta de animales, cuyo sacrificio fue considerado, durante décadas, sólo un daño colateral de un supuesto gran salto para la Humanidadö.
