Los cambios escabrosos y acelerados que en los últimos años se han sufrido en los escenarios sociales, conforman realidades difíciles para los jóvenes. La incertidumbre, el desarrollo tecnológico, las nuevas conformaciones de los mercados laborales, las políticas de desocupación y sus consecuencias, la competitividad mercantil, la reducción del Estado subsidiario y social, son causa de preocupación y desosiego. Esta es una realidad objetiva y sentida en la sociedad de los jóvenes. Por consiguiente, resulta complicado saber con claridad y concreción la Orientación Educativa que la sociedad demanda, y si sabremos darle desde la escuela una respuesta motivadora y centrada en los intereses de los alumnos, que sea significativa y relevante para cada ambiente socioeconómico y cultural en que viven. No se puede elaborar una Orientación Educativa desde el vacío. Los contextos modulan las respuestas, y tampoco es ético abandonar o suplantar el derecho universal del alumnado a tomar sus propias decisiones, obstaculizando la construcción del propio proyecto de vida de los jóvenes. El desafío está sobre la mesa, y lo ha estado por mucho tiempo. Se requiere orientar a los jóvenes de una manera crítica, madura, autónoma, y que actúen por un ideal democrático. Las adversidades son muchas. Aun cuando se dice que vivimos en la era del conocimiento, es frecuente ver, desde el mundo de las empresas y los mercados, el desprecio por el conocimiento que los jóvenes han adquirido en la escuela, esto ha causado revuelo en las conciencias juveniles, que no ven en el nicho universitario una preparación para la vida exitosa y ocupacional que buscan. La presente obra se adentra en el planteamiento del problema y la construcción del objeto de estudio, abordando tanto los problemas actuales de la Orientación Educativa en México como de los problemas de específicos de su investigación en la espera de que sea de utilidad tanto para docentes como para padres y jóvenes.
