Sorprende que, a pesar de la importante colonia portuguesa que reside en España, la coci del país de los fados sea tan poco conocida entre nosotros. Algunos, sin razón aparente, argumentan que es demasiado grasa, otros que sólo tiene platos a base de bacalao.... todo ello prejuicios contra los que hay que luchar. Movida por mi amor al país y a sus habitantes, fui recogiendo bue parte de las recetas que aquí figuran en los distintos encuentros que tuve con abuelitas de los pueblos. Más tarde, u amiga portuguesa y su madre, excelentes cocineras las dos, me dieron la ocasión de completar, perfeccior y probar esos deliciosos platos tradicioles. En el pasado la península ibérica fue objeto de numerosas invasiones (fenicios, griegos, cartagineses, celtas, romanos, germánicos, visigodos, árabes) que dejaron sus huellas. Así fue como, a u coci de base sencilla y rústica, se fueron añadiendo entre otros ingredientes: el azafrán fenicio, el olivo romano, el arroz redondo, las almendras, el comino árabe... Su pasión por la aventura y los viajes permitió al pueblo portugués la exploración y colonización de regiones lejas de las que trajeron nuevas verduras y especias diversas: pimientos, tomates, patatas, judías rojas, calabacín, batata, clavo de olor, pimienta de las costas de Malabar, coriandrio, curry, nuez moscada, canela.... Quizás sea cierto que en este país tienen ?u receta de bacalao para cada día del año?, pero también he querido demostrar que cuentan con otros platos familiares aromáticos, bien condimentados con especias, que desprenden olor de buen sol y que merecen ser conocidos. La coci portuguesa me gustó porque carece de sofisticación y es de elaboración sencilla. Es fácil para principiantes, no precisa de un gran presupuesto y conserva sus particularidades y sus sabores meridioles. Así que... a sus fogones y buen provecho. ?¡Bom apetite!?
