La aceptación del propio destino fue un principio generalmente aceptado por los romanos, instintivamente orientados al estoicismo. El sentido práctico y material de la vida los llevaba naturalmente hacia una visión estoica de la propia existencia. Los romanos no produjeron por tanto, salvo una excepción, una filosofía propia que se caracterizara por una nueva y original visión del mundo y del hombre.áPero esa excepción fue totalmente innovadora.áLa idea del Big Bang no es del todo nueva. Hubo un filósofo romano, de origen egipcia, que concibió, en el sentido místico claro está, el origen del universo como emanación y expansión desde un principio original, no creado, bien, poder, pureza, verdad absoluta, trascendente e indescriptible, que llamó el Uno.