Después de transcurridos más de veinte años desde la primera edición de este libro, y de que, no obstante, siga manteniendo su vigencia en lo que se refiere al contenido académico y básico de su texto, he considerado necesario realizar algunos comentarios relativos al mismo, ampliando los razonamientos y justificación de la sociometría para su aplicación en el sistema educativo institucional, es decir, en los grupos de alumnos y alumnas que se forman en esos decisivos años iniciales de su desarrollo y configuración como personas. La razón principal de esta actualización se centra en los cambios habidos tanto en el contexto social en el que vivimos, como en los avances experimentados en el ámbito psicopedagógico y en la transformación de la sociedad en lo relativo a conocimiento y acceso a las tecnologías de la información y la comunicación por una gran parte de la población. Esto ha cambiado la realidad de profesores y alumnos, pues, como es sabido, la escuela, las instituciones docentes en general, no son islas (al menos, no deben serlo) dentro de la sociedad, sino que desarrollan su labor compartiendo objetivos y anhelos, dificultades y novedosas posibilidades de acción..., en definitiva, colaborando activamente para lograr una mejor formación de los ciudadanos futuros.
